Luz de luna

Confesiones y sueños...

lunes, 27 de enero de 2014

A ti...

Hola extraña:

Probablemente este escrito nunca llegue a tus manos, probablemente sólo sea un desperdicio de tiempo y de mis letras el hacer esto, pero me dieron ganas y lo consideré un algo bueno así que, aquí estoy.
No tengo el gusto de conocerte personalmente aunque he escuchado ciertas cosas de ti, algunas no muy buenas debo decir, pero eso no me hace un ser capaz de juzgarte, al contrario, he intentado estar en tu lugar y pensar en lo qué haría yo.
Sé que la amaste como a nadie, sé que su relación fue la cosa más hermosa que pudiste haber tenido durante el tiempo que duró, que si tuvieron ratos malísimos también los hubo muy buenos y sinceramente creo que esos son los que siempre valen la pena ¿no? 
Va a sonar a cliché pero, yo también tuve a alguien antes que ella a quién amé como a nadie, por quién fui capaz de dar todo lo que tenía y hasta lo que no con tal de verla feliz, de estar a su lado; sí extraña, yo también sé de amores enfermos y un poco rotos.
Y porque sé de amores dolidos, de esos que te marcan toda la vida, es que entiendo lo que te pasa, lo que atraviesas, lo que sientes, aunque el entenderte no significa que lo acepto o que lo quiero en mi vida.
¿Por qué escribo esto? Porque creo que llega un momento en el que decides y sabes que es tiempo de marcar un límite, de decir "hasta aquí" y bueno, creo que ese momento llegó.

Respeto los miles de recuerdos que puedes tener de ella, sé por experiencia que no es un ser humano fácil de olvidar y mucho menos de dejar de querer, también respeto los recuerdos que ella tiene de ti, obviamente eres parte de su vida, de lo que ella es ahora.
Debo darte las gracias, aunque suene enfermo, por haberla dejado ir. No, por favor no tomes a mal ese agradecimiento, créeme que es el más sincero que he hecho en mi vida. Te lo agradezco porque de no haberlo hecho me habrías privado de conocer a alguien por quien yo llevaba años esperando, alguien que creí que sólo existía en mi cabeza, en las historias que me gusta escribir. Gracias a que semanas atrás ella y tú habían terminado pudimos hablar... Te contaré algo, ella y yo nos presentamos por medio de ustedes, de ti y de aquella mujer con la que yo estuve; Ari me habló de ti y yo le hable de ella ¿ves por qué debo agradecerte? Sin esa conversación inicial nada de lo que estoy viviendo con ella sería posible.

Pero así a como te agradezco también me atrevo a pedirte que cumplas con cerrar ciclos, querida extraña, vivir aferrada a tus recuerdos no te servirá de nada y, mucho menos le servirá a ella, cuya vida ha cambiado totalmente.
Puedo decirte que he cometido el error de comparar lo que ella y yo tenemos con lo que tuvo contigo, sí, puedes saber que he tenido miedo de perderla, de que un día despierte y se dé cuenta de que yo disto muchísimo de las persona con la que estuvo pero ahora he aprehendido que esto que vivimos no tiene punto de comparación con lo de ustedes.
Ella y yo hemos decidido compartir nuestras vidas, creo que es una decisión que no puede ser más formal ni más seria, y por ello te puedo decir lo siguiente: yo no te sacaré de su vida, respeto tu recuerdo en ella, la huella que dejaste, pero así a como lo respeto te pido que tú hagas los mismo y respetes el hecho de que ahora ya no eres más que eso, el recuerdo de lo que fue.
Sé que sabrás entenderlo y, al mismo tiempo, apelo a que sabrás como actuar de ahora en adelante. Amo a Ari, la amo de un modo que no sé si pudieras entender porque a veces ni yo lo entiendo y si hay algo que puedo decirte es que me comprometo a hacerla feliz cada día, cada hora. Jamás había tenido este grado de complicidad con alguien y, estoy dispuesta a hacer todo lo que esté a mi alcance por mantenerlo.

Te agradezco por indirectamente haber afectado mi vida de un modo hermoso, por dejarme conocerla, amarla y por ese agradecimiento hago las cosas de esta manera.
Gracias extraña por ser parte de mi vida sin querer.

domingo, 19 de enero de 2014

Familia...

¿La quieres con ella?
Definitivamente.
¿Crees que ella lo quiere contigo?
Obvio.
¿Cuándo?
Aún no lo sabemos.
¿Estás lista?
Tampoco lo sabemos.

jueves, 16 de enero de 2014

Escribir rota.

Siempre he creído que el amor nos hace escribir las mejores cosas cursis que el mundo ha visto, pero el desamor, la tristeza, la confusión nos hacen publicar lo más oscuro de nosotros, lo más bajo, lo perfecto.
Hoy escribo así, rota, sin ilusión de nada, sin esperar nada, me he cansado ya de esperar.
Quisiera poder sacar todas aquellas cosas que he guardado tan dentro de mí que poco a poco me han ido consumiendo, quiero hacer eso que dejé pendiente hace mucho, eso que me salté porque no lo creí necesario ¡vaya que lo era!
No, no soy la enamorada la que escribe, soy la triste, la que no sabe qué dirección tomar porque todos los caminos se han ido a la mierda, soy lo que siempre fui pero no había querido ver.
Ay un extraño dolor en mi pecho, uno que es muy mío, uno que no había sentido desde hace tanto... Sí, me rompieron de nuevo.
A veces me pregunto ¿cómo pude haber sido la misma? ¿Cómo volví a eso de lo que había estado huyendo desde hace ya varios años?
La primera vez fue tan doloroso que no podía respirar, el aire me faltaba todo el tiempo y la vida parecía haberse quedado sin sentido pero ahora no hay nada de eso ¡nada!
Estoy jodida, sin saber si quiero llorar o reírme de todo, sin entender si quiero correr o simplemente sentarme a esperar.
Sólo quiero estar aquí, sentada frente a este maldito ordenador escribiendo todo aquello que no puedo decir porque la gente a mi alrededor no lo entendería, porque no saben cómo se siente, porque no aman como lo hago yo, porque no les duele de la misma manera el hecho de saber que hagan lo que hagan las cosas no son y no serán.
Amar nos vulnerabiliza, nos hace seres expuestos, sin máscaras, sin trucos, torpes y a veces hasta inútiles.
No, creo que me he equivocado, no es amar lo que nos vuelve así, es la comodidad, el sentimiento de pertenencia, la zona de confort.
Pero después de cruzar por ella te das cuenta que no puedes permanecer ahí, estática, no, tú eres más que eso, más que lo que una persona alimenta de ti, eres más.
Entonces sonríes y piensas que la vida no puede ser más desgraciada contigo y pasa que entiendes que no es así, que puede y va a ser peor.
A veces entender que lo mejor de mí está oculto bajo capas y capas de tristeza y momentos horribles es muy difícil, ni siquiera yo misma lo entiendo, me he cansado de intentarlo.
¿Vale la pena estar a mi lado? No lo sé.


Pero no puedo escribir con la cabeza fría y el corazón caliente... aún no se enfría por completo.

lunes, 13 de enero de 2014

Así.

-Y dime ¿a dónde los llevas?
-Tú preguntándome eso... ¿Pues no que no crees en Dios y esas cosas?
-Sigo sin creer, pero eso no quita que pueda aprovechar esta oportunidad de preguntar.
-¿Para qué quieres saber? De cualquier modo el lugar al que los lleve poco importa, en caso de que existiera dicho sitio ¿de qué les serviría saberlo? Jamás volverán a verlos.
-La gente cree que volverá a ver a quien se va, creen que los esperan en otro sitio, así que no seas maldita y dime si es cierto que hay otro lugar.
-¿Tú también necesitas saber si existe? ¿También necesitas creer en que volverás a ver a alguien?
-No, sé que no volverán, sé que se fueron y por eso me duele, porque jamás volveré a verles.
-Me llamaste maldita, poco me sorprende eso, todos los días se me maldice por arrancar seres queridos.
-Pero yo no te llamé maldita por eso, sé que eres indispensable, que eres parte de todo; tal vez yo te nombraría inoportuna, aunque sepa que llegas en el momento justo, eso es algo que no te perdono.
-Querida niña, yo no necesito tu perdón ni el de ningún otro ¿no entiendes que poco me importa lo que tú quieres o esperas? ¿No entiendes que pierdes tu tiempo tratando de entenderme cuando sólo debes aceptarme?
-Entonces ¿me siento a esperar a que llegue la resignación?
-No sé cuánto tiempo se tarde en llegar esa perezosa, lo que sé es que debes dejar que yo te duela lo suficiente, lo siento, así es esto. Debes dejar que yo te derrumbe, que te lastime la ausencia y que te hunda la tristeza. Juntas hacemos buen equipo.
-Y ¿qué pasa si no quiero? ¿Qué pasa si me guardo todo lo que siento?
-Mal por ti, porque entonces me culparás a mí por una decisión que tú tomaste y ¿no que muy responsable de tus actos?
-¿Por qué viniste a hablarme? ¿Ya es mi turno?
-Vine porque tú me llamaste, porque tu mente necesita hablar conmigo sólo para decirse a si misma lo que ya sabe pero no quiere ver. Y no, aún no es tu turno, ¿quieres saber cuándo lo será?
-No lo sé, podría ser que fuera muy pronto o muy lejos.
-Podría ser que mejor te dediques a estar viva y dejes de soñar estupideces como esta, mira que me estás quitando tiempo de trabajo y ya sabes, el tiempo es vida.- le respondió por última vez la muerte a la niña para después soltar una carcajada y desaparecer.

La chica se sentó en un rincón de su mente y esperó a que el despertador sonara...

















lunes, 6 de enero de 2014

Escribir sobre ti...

Hoy fue el primer día de ejercicio contigo, no sé cómo demonios me convenciste de levantarme de la cama a las 8 a.m. para ir al parque en bicicleta y hacer todo lo que hice hoy (que aunque haya sido poco, para mí y mi resistencia física fue una leve tortura).
Pero ahora que lo analizo, no sé cómo has logrado tantos cambios en mí en este tiempo juntas. Soy una persona con sus malos hábitos muy arraigados y que no cambia nomas porque si, una persona que creo que hasta el día de hoy entendió que por primera vez quiere hacer algo por su salud (hacer algo enserio).
Estos cambios no se limitan a intentar bajar a los 55 kilos que dijimos, no amor, van más allá de eso. Me he interesado en tu música, en tus bailes, en esas cosas que a ti te gustan y que para mí eran temas que no eran necesarios o de importancia. 
¿Sabes qué es lo lindo de todo esto? Que no ha sido obligatorio, que todo este cambio no ha sido porque tú lo presiones sino porque yo he querido hacerlo. 
Hoy me di cuenta que ambas nos rompimos el molde, el esquema que cada una tenía sobre la persona con la que quería una relación y es que seamos realistas, ni yo soy la super deportista ni tú eres la escritora más virtuosa de la tierra.
Creo sinceramente que eso es lo que me hace amarte cada día más, esas diferencias tan grandes entre nosotras, el hecho de que no eres eso a lo que estaba acostumbrada y que a veces tanto daño me había hecho.
Eres diferente, eres una mujer cuya historia no deja de sorprenderme, cuyos logros me dejan con cara de mopet cada vez que los analizo.
Contigo todos dan por hecho que soy fisio, o que juego voley, o que bailo o ya de perdida que debo estar bien pinche bonita y cuando me conocen y se van dando cuenta que disto mucho de eso su sorpresa es grande ¿cómo puedes amarme? ¿Cómo puedes estar tan perdida por mí? 
Hoy te dije "A veces enserio me preguntó qué rayos hago contigo", pusiste cara triste, supongo que no entiendes que me sigo sintiendo poca cosa para ti.
Sí Ariadna, me siento chiquita comparada con todo aquello que tú tienes, ese complejo de inferioridad que dices que tengo bien escondido sale cuando de ti se trata.
¿Es bueno que sepas que me tienes completamente? No lo sé. Creo que no es necesario ni que te lo diga, con la forma en que te miro debes de saberlo.
A veces siento que me paso de empalagosa, como hoy que me dijiste ese "voy a regresar después", sabes, últimamente no me agrada eso, no me agrada despedirme así de simple. De hecho no es algo de últimamente, es que la última vez que alguien me dijo "nos vemos al rato" regresé y ese alguien ya no estaba y jamás volvió a estar.
En los pasados meses la vida me enseñó que debo disfrutar cada momento, cada día, cada hora y si son contigo debe ser aún más.
Te amo así como se ama cuando ya te sientes preparada para algo bonito, algo formal y duradero, algo que quieres para siempre y por siempre. Te amo para casarme contigo, para cocinarte aunque me hagan burla y digan que seré la niña de la relación. 
Gracias por soportarme, por entenderme, por tenerme la suficiente paciencia como para no matarme en un momento de desesperación.
Escribir sobre ti me gusta, igual que tu sonrisa, igual que mirar tus ojos.