Luz de luna

Confesiones y sueños...

lunes, 13 de enero de 2014

Así.

-Y dime ¿a dónde los llevas?
-Tú preguntándome eso... ¿Pues no que no crees en Dios y esas cosas?
-Sigo sin creer, pero eso no quita que pueda aprovechar esta oportunidad de preguntar.
-¿Para qué quieres saber? De cualquier modo el lugar al que los lleve poco importa, en caso de que existiera dicho sitio ¿de qué les serviría saberlo? Jamás volverán a verlos.
-La gente cree que volverá a ver a quien se va, creen que los esperan en otro sitio, así que no seas maldita y dime si es cierto que hay otro lugar.
-¿Tú también necesitas saber si existe? ¿También necesitas creer en que volverás a ver a alguien?
-No, sé que no volverán, sé que se fueron y por eso me duele, porque jamás volveré a verles.
-Me llamaste maldita, poco me sorprende eso, todos los días se me maldice por arrancar seres queridos.
-Pero yo no te llamé maldita por eso, sé que eres indispensable, que eres parte de todo; tal vez yo te nombraría inoportuna, aunque sepa que llegas en el momento justo, eso es algo que no te perdono.
-Querida niña, yo no necesito tu perdón ni el de ningún otro ¿no entiendes que poco me importa lo que tú quieres o esperas? ¿No entiendes que pierdes tu tiempo tratando de entenderme cuando sólo debes aceptarme?
-Entonces ¿me siento a esperar a que llegue la resignación?
-No sé cuánto tiempo se tarde en llegar esa perezosa, lo que sé es que debes dejar que yo te duela lo suficiente, lo siento, así es esto. Debes dejar que yo te derrumbe, que te lastime la ausencia y que te hunda la tristeza. Juntas hacemos buen equipo.
-Y ¿qué pasa si no quiero? ¿Qué pasa si me guardo todo lo que siento?
-Mal por ti, porque entonces me culparás a mí por una decisión que tú tomaste y ¿no que muy responsable de tus actos?
-¿Por qué viniste a hablarme? ¿Ya es mi turno?
-Vine porque tú me llamaste, porque tu mente necesita hablar conmigo sólo para decirse a si misma lo que ya sabe pero no quiere ver. Y no, aún no es tu turno, ¿quieres saber cuándo lo será?
-No lo sé, podría ser que fuera muy pronto o muy lejos.
-Podría ser que mejor te dediques a estar viva y dejes de soñar estupideces como esta, mira que me estás quitando tiempo de trabajo y ya sabes, el tiempo es vida.- le respondió por última vez la muerte a la niña para después soltar una carcajada y desaparecer.

La chica se sentó en un rincón de su mente y esperó a que el despertador sonara...

















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