Luz de luna

Confesiones y sueños...

miércoles, 10 de octubre de 2012

Comienzos felices...

-Sólo debes respirar, respira poquito- dijo Elisa tratando de que Isabel se relajara.
-¡¿Respirar?! ¡¿Estás loca?!- vociferó Isabel mientras sentía como el dolor se apoderaba de su espalda.
-Pues con esa actitud no ayudas mujer, de verdad no ayudas.- continuaba diciendo Elisa.
-¡Dame la mano!- gritó Isabel
-¿Qué?- preguntó Elisa que no había podido distinguir lo que pedía Isabel en ese grito.
-¡Que me des tu jodida mano!
Elisa tomo de la mano a Isabel y entonces pudo sentir la fuerza que Isabel tenía escondida, Elisa podía jurar que Isabel estaba a punto de fracturarle algún hueso o algo parecido.
-¡Isabel! ¡Me duele!- dijo Elisa
-¿Y crees que a mi no me duele? Todo esto es tu jodida culpa, tuya y de nadie más ¡Ahhhhh!- Respondió Isabel ahogando su voz en un segundo grito.
Entonces Elisa se quedó en silencio y el único pensamiento que invadía su mente era el recuerdo de aquella mañana en que se despertó y no sintió el cuerpo de su esposa a lado suyo en la cama, se levantó y se dirigió al baño y ahí, con el lápiz labial rosa favorito de Elisa leyó en el espejo un letrero hermoso que decía "Felicidades, vas a ser mamá", Elisa corrió por toda la casa buscando a Isabel y la encontró sentada junto a la barra de la cocina, envuelta en la pijama morada que tanto amaba, sus ojos tenían ese brillo especial que había enamorado a Elisa desde la primera vez que se vieron, y sin más, Elisa abrazó a Isabel y le susurró al oído "Soy la mujer más feliz del mundo"... 
Pero los recuerdos de Elisa se vieron interrumpidos por un grito de Isabel y un nuevo apretón, las contracciones eran cada vez más seguidas.
-Hable con ella señora- dijo una de las enfermeras- así va a relajarla un poco.
-Amor, yo no entiendo el por qué de que digas que es mi culpa- Le dijo Elisa a Isabel haciendo caso a lo que había ordenado la enfermera.
-Pues es tu culpa por ayudarme con esto, por hacerme madre...
Elisa no pudo aguantar y comenzó a reír, no pudo evitar recordar el día que Isabel llegó llorando a casa después de una de las frecuentes peleas con su madre debido a que había exteriorizado su deseo de tener un bebé y como respuesta había recibido un "Vas a arruinarle la vida a ese niño con tu forma de ser y tus gustos" Elisa había tomado a Isabel entre sus brazos y le había dicho "Le vamos a demostrar que no es así..."
Y ese era justo el momento, todo pasó tan rápido, sólo se escuchó un grito en la sala y de pronto todo fue silencio hasta que se vio roto por el llanto de un bebé y la voz de una de las enfermeras "¡Es un niño! ¡Tienen un niño!"
Isabel que siempre había sido sentimental se soltó a llorar a pesar del cansancio que invadía todo su cuerpo y Elisa no pudo hacer nada mas que besar a sus esposa y susurrar a su oído: "Te amo, muchísimas gracias..."
La enfermera colocó al pequeño bebé en los brazos temblorosos de Isabel y Eliza rodeó con sus brazos a las dos personas más importantes del mundo para ella, su esposa y el nuevo amor de su vida... 


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