Luz de luna

Confesiones y sueños...

viernes, 10 de agosto de 2012

Un poco de mi...

Hoy es una mañana lluviosa, de esas que te dejan sólo dos opciones: te deprimen o te alegran. En mi caso creo que estoy tan neutral que da miedo.
Estos días he pensado tantas cosas, a veces siento que no sólo me duele la cabeza de tanto pensar, sino también el corazón por tantos recuerdos.
Quisiera contar todo, pero no sé por donde empezar, tal vez por el hecho de que caí en la cuenta de que mucho de lo que he perdido ha sido por tonta, por ese autosabotaje enfermizo que suelo tener.
Lo recordé a él, en todo este tiempo sólo me había puesto a pensar en las cosas malas que pasaron y, la verdad, no todo fue malo. Hubieron momentos muy buenos, muy dulces, con él conocí muchas cosas, fue el primer hombre que realmente me amaba, aún con todos mis defectos, con todas esas cosas que me hacen ser la peor de las mujeres en ocasiones. Después, lentamente fuimos perdiendo eso. ¿Por qué no decirlo? Yo lo fui perdiendo. Yo me fui hartando de esa dulzura, de esos besos lentos, de su caminar tranquilo y sus sueños muchos. Me harté de ser amada de esa forma tan agobiante y me harté porque yo no lo amaba de la misma manera. Tenía lo que había deseado por mucho tiempo, el hombre perfecto, la vida casi resuelta... pero resultó no ser lo que esperaba. Quería más, siempre quiero más.
Y entonces apareció ella en la historia. Ella que comenzó siendo mi amiga, entró en mi vida de la misma manera que yo en la suya, sin aviso, sin intenciones obvias, sin nada. Poco a poco la miré de otra manera, sentí celos, enojo y tristeza al verla llorar, me enamoré.
Me enamoré de la forma más pasional del mundo, como nunca antes lo había hecho y como nunca más lo haré. 
Ambas historias comenzaron con un beso; con él fue un día en mi casa mientras conversábamos junto a la computadora, él no lo planeaba pero yo ya lo intuía, lo sabía. Con ella fue una noche después de que ella había bebido más de la cuenta... sólo así se atrevió a hacerlo, y otra vez yo ya lo sabía, sabía que iba a ocurrir y lo esperaba. Y si lo sabía ¿Por qué no hice nada por evitarlo? No lo sé, esa maldita mala costumbre de no querer estar sola, esas ganas de que a diario existiera alguien que me dijera cosas bellas, de sentir que había alguien. ¡Qué mal estaba!.
Con ella viví los momentos más lindos del mundo, las noches más cálidas, los besos más hermosos... pero ahora fue ella quien me demostró lo que es estar con alguien que no confía en si misma, que se protege con un mal carácter, que en pocas palabras era como yo.
Ella no estaba lista para la relación que yo proponía, esa relación llevaba estabilidad, un chingo y dos montones de confianza, amor... demasiado amor. Y así fue como pude verme reflejada en ella, en sus miedos, en sus derrotas, en su tristeza y fue como me descubrí a mi misma en uno de los peores momentos.
¿Se han sentido solos estando acompañados? Pues yo sí, me sentí sola teniéndola a ella. Escribir esto me está costando mucho, llevo varias hora intentando terminar el texto pero me distraigo recordando cosas o escuchando canciones, así de evasiva soy, así de miserable me siento.
Él me dijo "Estuve ahí para ti en tus momentos de felicidad, derrota, alegría, desesperación y tristeza. Siempre te apoyé y nunca dejé de quererte. Tú me cambiaste en un bar." Tiene razón, él estuvo ahí siempre y yo lo dejé por alguien que me abandonó en cada caída, alguien que en cada problema se daba la vuelta y me dejaba luchando contra todos. Sí, así de cabrona es la vida que viene y te golpea con la misma fuerza con la que tú agrediste y te provoca el mismo dolor que tú provocaste, pero, eso lo aprendes con la experiencia.
Cuando ella entendió lo que hacía, el daño que me provocaba intentó cambiar, pero ¿Para qué? Ya era tarde, yo ya estaba herida, ya no confiaba en ella, ya no la esperaba. Comenzaron las traiciones, los engaños, la sutil indiferencia que llega después de que la tempestad se desató y el desastre es tan grande que prefieres no mirarlo.
Dejamos de ser nosotras para convertirnos en seres vacíos que se juraban amor cada día y se apuñalaban por la noche. Ella intentó amarme de la misma manera que yo lo había hecho con ella, pero creo que tanto amor no tuvo espacio en su pecho y terminó por romperse.
¿Y yo? Bueno, a mi ya me daba igual su presencia, ya me daba igual que se quedara o se fuera, que me amara o no. Pero ninguna de las dos quería irse. Una noche me dijo "Vamos a superar esto como todo lo que hemos pasado." cuando leí la palabra "hemos" sentí una punzada terrible que puede ser comparada con coraje atravesarme de a poco "¿Hemos? No lo creo, no "hemos" pasado por todo es juntas." pensé "Lo he pasado yo sola." Y me dí cuenta que guardaba tanto resentimiento, tanto enojo que me estaba consumiendo. 
El mundo se me tornó extraño, me doy cuenta que yo sola le abrí la puerta al desastre, que sólo yo le di las llaves de mi vida al señor infortunio y la señora vergüenza. 
Una tarde le dije "Ya no voy a preguntarte qué te pasa cuando te vea triste o algo así, porque jamás me lo dices" ella me miró y sonriendo me dijo "Gracias" lo que no sabía es que para mi eso era el sinónimo de un "Ya no me importa", ella siempre decía frases como "Es que me cuesta expresarme con los demás." o "Lo intento pero las palabras no salen y cuando salen tú no me escuchas." Esa fue su respuesta para cada pelea, para cada vez que intentaba hablar con ella, hacerlo era como hablar con la pared, no había respuesta y yo terminaba sintiéndome como una loca que habla y habla y jamás le responden.
Si tan sólo hubiera hablado conmigo en vez de salir huyendo... si tan sólo hubiera entendido que yo estaba ahí. 
En su último mensaje él me dijo "Te esperé más del triple de tiempo que estuvimos juntos.", yo no entendía por qué lo hizo, pero ahora sí, lo hizo porque me amaba, al igual que yo la esperé a ella casi dos años.
Pero estoy cansada de esperar, estoy cansada de amar hasta que duela.
De ella me llevo sus sonrisas, sus besos, sus abrazos al dormir, los paseos, mi cachorro, el mundo que me enseñó detrás de la palabra "gay", la fortaleza que me dejó el hecho de que me abandonara cuando más sola me sentía, porque gracias a eso soy más fuerte, más capaz de respirar por mi misma sin la necesidad de que alguien le de oxígeno a mis pulmones con un "te amo" cada mañana.
He cambiado, para bien o para mal lo he hecho. 
Las heridas son muchas y están volviéndose cicatrices, poco a poco voy saliendo, poco a poco.
Ahora esa fortaleza será la misma que me hará verla todos los días en la escuela, saludarla y ¿Por qué no? Hasta intentar volver a ser amigas, porque durante casi dos años eso fue, mi amiga.
Debo confesar que de pronto me siento abrumada, son tantas cosas las que quiero hacer y son aún más las que puedo hacer, me quedé parada en un terreno que desconozco, con amistades falsas, con amistades verdaderas, con la confianza familiar rota y muchos sueños pausados. 
Hay ahora en mi vida un pequeño ser humano que me ha hecho querer ser mejor, querer progresar, evolucionar. Él es capaz de hacerme sentir maravillada con sus sonrisas y al mismo tiempo preocupada por su fragilidad, él me hace ver que la vida es un ciclo y el suyo apenas comienza, yo he de ir por la cuarta parte del mío, pero quiero acompañarlo en el suyo. 
Quiero quitarme todo ese lodo que yo misma me arrojé, para mirarlo y sentirme digna de las pequeñas sonrisas que me regala, de los abrazos que tal vez me va a dar un día, de su amor.
Levantar la cabeza y decir: "Vida, me fue de la chingada pero... ¡Aquí sigo!"








4 comentarios:

  • A las 10 de agosto de 2012 a las 11:02 , Blogger La Blu ha dicho...

    Me ha sorprendido tu historia, pero uno sabe cuando las cosas no van bien y podrían ir mejor, con alguien distinto.
    Me alegra saber que has tomado la decisión y que en ese bebé hermoso tienes el combustible suficiente para iniciar otro camino.
    Te mando un abrazo fuerte y te digo que de ésto también saldrás, porque la vida es eso, un chingo de caídas, unos cuantos levantones, pero hartas experiencias.
    Gracias por compartir, morrita bella.

     
  • A las 10 de agosto de 2012 a las 11:14 , Blogger Diana. ha dicho...

    Tu post me dejó pensando en muchas cosas.

    Al igual que tú, a veces no yo no sabía estar sola. Pero tampoco amaba. Pero hoy, créeme que lo disfruto tanto, el amor de alguien hacia uno es maravilloso, pero el amor hacia uno mismo lo es más. Ámate.

    Como te dije una vez, tengo a una amiga que es una de las mejores que he tenido y me recuerda a ti. Yo he sido su pañuelo de lágrimas cuando "ella" la dejaba. Y sufría mucho y me dolía verla así. Hoy la veo feliz y me alegro bastante.

    Qué bueno, que ya estás mejor. Verás que pronto tu felicidad de estar sola o con alguien que realmente te ame y sea tu complemento, llegarán.

    Un abrazo.

     
  • A las 10 de agosto de 2012 a las 14:33 , Blogger Luis Elbert ha dicho...

    Pues aunque hayas tardado mucho en escribir todo esto, me alegra saber que pudiste "exteriorizar" todo n__n

    Ánimo, jovencita... todo pasa por una razón :)

    Peace&Love

     
  • A las 22 de agosto de 2012 a las 13:35 , Blogger Yaz ha dicho...

    Es difícil levantarse, pero no imposible y tu tienes una razón muy fuerte y poderosa.

    Ánimo y arriba, arriba.

    Como cuando eras pequeña, sacúdete las rodillas y prosigue tu vida.

    Un abrazo

     

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