Perdida...
Una inhalada y el humo agotaba a mis inexpertos pulmones,
segunda inhalada y llegó más adentro, más profundo, más en mí,
tercer inhalada y mi cuerpo conoció la gloria,
un orgasmo, eso pasó...
digerí de a poco aquello que casi nadie toca,
comencé a sentir, comencé a perderme,
a lo lejos vi la luz de la pirámide...
Entre figuras desconocidas,
y vasos que se vaciaban y se llenaban,
entre cuerpos que se movían y cambiaban,
estaba yo, mirando, sintiendo, vibrando...
Agua salada corrió por mi rostro,
mis cabellos dejaban de moverse para pegarse,
y mis brazos subían y bajaban,
mientras el frío desaparecía...
Caminamos bajo luces artificiales,
caminamos bajo el cielo descubierto a nosotros,
con la fuerza de todo el mundo,
con las ganas de no terminar...
Mi mente no se movía,
no podía avanzar pero tampoco retroceder,
no había recuerdos ni metas,
no había demonios ni había salvación...
Y sólo pude ver sus sombras,
el claroscuro que la rodeaba,
que me llamaba y, al mismo tiempo,
me rechazaba una y otra vez...
Al final sólo vino el silencio,
sólo llegó la madrugada con su abrazo,
llegó para avisar que el viaje había terminado,
me recogió el boleto de subida y me envió a dormir a su lado...
Y así, salir a la aventura no fue malo.


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