Triste...

Tenía muchísimas ganas de irme a la mixteca éste año... y no podré.

Primera por que la situación económica de mi familia no está bien en estos momentos y bueno, el viaje no sale muy  barato que digamos, segunda, por que aunque hubiera conseguido el dinero mis prácticas hospitalarías se extenderán hasta semana santa y por obvias razones no puedo faltar.

Moría por volver a caminar entre los cerros, por subir y bajar corriendo y jugando con los niños, quería volver a escuchar a la gente hablar en mixteco y tratar de aprender tan hermoso dialécto.

Aprendí tanto en tan pocos días... Yo no iba a enseñarles nada, iba para aprender de ellos y lo hice, esos días en la mixteca hicieron que me diera cuenta de muchos errores, que valorara las cosas que tengo pero más que eso, que entendiera lo que puedo y no puedo cambiar.

Definitivamente estoy triste...

Así...

Dicen, que enamorarse es como tener miedo, o sea, un acto reflejo. Yo fuí una niña sin miedo, por que, no me asustaban los monstruos, ni los fantasmas, ni la oscuridad; lo que me aterra es decir "Sí" a algo que no voy a poder cambiar mañana. Pensar en un sofá para toda la vida, en una promesa conjunta, en muchos "Tenemos que hablar", en buscar colegios y cunas o cunas y colegios según sea el orden, en tener que buscar un sitio en el cual vivir cuando el cuerpo se nos quede sin fuerzas, pero, de pronto, todo ese terror se empieza a disfrutar como un viaje en la montaña rusa y eso... Es la felicidad.